Recital del Bicentenario

El antropólogo Alejandro Frigerio reprodujo esta nota en su blog Afroamericanas, un escrito de Ariel Prat sobre el concierto que el gobierno de la ciudad brindó con motivo del inicio de los festejos del bicentenario de la Revolución de Mayo.

Como dice Frigerio, si bien yo tampoco comparto el tipo de valoración que hace Prat sobre la cumbia villera, la visión de Prat sobre los festejos es lo suficientemente lúcida como para prestarle mucha atención:

Reproduzco un texto del músico Ariel Prat que anda circulando por Facebook -y supongo por otros lugares- respecto del recital que se hizo ayer como comienzo de los festejos por el Bicentenario. No estoy de acuerdo con todo lo que dice Ariel -especialmente con su valoración de Pablo Lescano- pero me parece interesante y necesaria su problematización de lo sucedido en el recital. ¿Por qué no hubo candombe? ¿o murgas? Quizás la presencia de La Bomba de Tiempo fue un intento de suplir estos géneros con una versión más «clase media».
Recordemos que sí se viene el Bicentenario y que es necesario ver cómo se puede potenciar la presencia y memoria afro en los eventos que se hagan.

Indigno festejo musical del bicentenario
por Ariel Prat

Nuevamente la «historia oficial»,la que escribieron los «que ganaron», ha resonado con amplitud en el corazón de nuestra nación, esta vez con motivo de un prefestejo del bicentenario de lo que se aprendió como la «Revolución de mayo». Como complices de la puesta esta vez se sumaron algunos músicos argentinos, que se ve tenían muchas ganas de gritar y demostrar que son patriotas,versionando himnos y loas de dudosa barrica de añeja cuña, entre las cuales estuvo el Himno a Sarmiento, el adalid de la argentina blanca y europea, la que posibilitó una nación construida sobre genuinos y antiguos habitantes de la tierra y con marginación de criollos, negros y mulatos. No basta con que se invite a un representante de la cumbia villera, falso género musical que surge a caballo de un mercado ladino y mediopelo, para entre otras funciones, alegrarle las fiestas a su feligresía frivola, que van desde discotecas top a fiestas en Punta del Este, apología populista de la miseria consentida y de la aceptación de la pobreza ante los ojos del amo que engordan su ganado.
Una sospechosa revolución, por otra parte, la de 1810, que intriga todavía, ante la suerte de los verdaderos patriotas como Moreno, Castelli entre otros. Según Clarín: La idea fue defendida por el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, quien dijo: «Mezclar diferentes géneros musicales es pararnos en nuestra historia y proyectarnos hacia adelante»… ¿Ah sí?, ¿hacia adelante de qué?, ¿de lo que seguimos ignorando bajo una versión ubicua y antojadiza de nuestra historia?, ¿de todos los que dieron su sangre por que esta sea una nación verdadera?, ¿de la negritud invisible y negada?, ¿de los aborígenes perseguidos y despojados?… ¿en qué historia se paran?… ¿no hubo una tierra de Dorregos ni de Rosas, no hubo entreguistas de nuestro patrimonio ni Vuelta de Obligado, ni conspiradores desde Montevideo para que ingleses o franceses navegaran libres al fin por nuestros ríos?…
¿Seguimos adorando desde el gobierno de Buenos Aires a los que San Martín y Belgrano repudiaron y sufrieron? ¿a generales «espada sin cabeza» que aún tienen monumento y plaza en pleno centro y que dirigieron flotas invasoras?, ¿que música sonaba entonces Lombardi?… Sigue Clarín: «Uno de los puntos altos fue el Himno a Sarmiento, con la cumbia villera de Pablo Lescano y Damas Gratis, junto a Kevin Johansen. No se la quiso perder ni el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, quien preguntó a qué hora sería esa parte del espectáculo, revelaron los organizadores. «Señor Mauricio, ¿habrá llegado a tiempo para entonar el himno a tal insigne patriota? Tal vez si, porque las calles de nuestra ciudad, por la que usted brega y cava, le habrán sido abiertas por su comitiva como a cualquier virrey de antes de 1810, esta vez la ciudad, «su» ciudad, no estaba cortada por el «caos» vehicular de los patriotas actuales que suelen dificultar el tránsito de la gente «pro» o por desfiles de murgas manifestantes al sonido de golpes «monótonos que aterran», como opinaba alguno de sus antepasados del siglo XIX en una de sus crónicas cuando escuchaba aún el tam tam de los candombes, entre asqueado y temeroso. Más tarde vinieron «las patas en la fuente», pero esa es otra historia y tampoco tienen festival ni músicos cortesanos que le celebren.

Ariel Prat, 25 de Mayo de 2009 (Un patriota negro y murguero desde el exilio)

nota de Clarín: http://www.clarin.com/diario/2009/05/25/laciudad/h-01925794.htm
Las interpretaciones musicales se pueden ver en: http://www.bicentenariociudad.gov.ar
Agradezco a Cecilia Galera por enviarme el texto de Prat…

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1 Responses to Recital del Bicentenario

  1. Bebe dice:

    adhiero plenamente. La oligarquía hipócrita no tiene drama en subir a Pablo Lezcano, ícono de la cumbia villera, a cantarle a Sarmiento, es una manera de ofrendarles nuevamente la cabeza de los negros al gran maestro de la entrega, acompañado esta vez, por el coro de periodistas sesudos que pusieron en un pedestal al cantor de Damas gratis y la fanfarria de músicos cortesanos del niño bien de Buenos Aires.
    Pobre patria

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